Para el secretario general de COFE, el Pit-Cnt no pone el mismo empeño en enfrentar a las cámaras empresariales que al gobierno. Advirtió que los coletazos de la crisis mundial llegarán a Uruguay y que la variable de ajuste serán los trabajadores públicos. López cree que en el gobierno de Jorge Batlle los estatales tenían más derechos que en las administraciones del Frente Amplio. Advirtió que la reunión entre el presidente Mujica y la cúpula del Pit-Cnt, el lunes 7, es para evitar las movilizaciones en el Estado y transformarse en un "bálsamo". Dijo que Mujica habla mal de los públicos porque "reditúa políticamente".
-¿Al igual que los empresarios, los funcionarios estatales también se presentaron ante la OIT por la ley de negociación colectiva. ¿Por qué?
-Son cosas diferentes y si se quiere, opuestas. Cuando resolvimos ir a la OIT lo hicimos para preservar esta ley. Los patrones plantearon lo contrario, creen que esa ley tiene demasiadas prebendas para los trabajadores. Desde que asumió este gobierno estamos reclamando por negociación colectiva; no se está cumpliendo con una ley que promulgó la misma fuerza política que hoy gobierna.
-Juan Castillo dijo que si los empresarios siguen buscando "recortar" van a impulsar ante el Parlamento más beneficios para el sindicalismo.
-Yo estoy de acuerdo con Castillo. Creo que el mismo ímpetu que se pone para discutir con las cámaras empresariales desde el Pit-Cnt no se pone para ir contra el gobierno que es el patrón de los trabajadores estatales y que hace cosas tan disparatadas como los privados. Algunos entendemos que hay una dualidad de criterios que roza la independencia de clase.
-¿En el Pit-Cnt prima la idea que los funcionarios del Estado son privilegiados?
-Eso se ha desarticulado últimamente. La gente sabe las dificultades que tenemos los públicos. Es mentira que el salario de los trabajadores del Estado sea muy diferente a los privados, de hecho hay organismos que pierden trabajadores por salarios mejores. El problema es que quien demoniza a los funcionarios no es el Pit-Cnt sino el propio presidente que permanentemente nos acusa de ser el eje del mal y culpables de todos los problemas del país.
-El lunes el presidente Mujica recibe al Pit-Cnt para hablar de negociación colectiva.
-Hablar con el presidente siempre es relevante. Ahora, si eso se traduce en una búsqueda de desactivar las medidas que se vienen planteando en el Estado, no solo por COFE, esa entrevista operará como un bálsamo para que no se hagan las acciones. Hasta ahora no hay negociación por lo que nosotros no tenemos relación con el gobierno.
-¿Por qué cree que Mujica habla mal de los funcionarios?
-Porque reditúa políticamente. Hablar de los públicos genera aplausos, esos que aplauden no han terminado de escuchar a Mujica cuando salen a inscribirse en cualquier concurso para ingresar al Estado. Hay un porcentaje altísimo de funcionarios que dejan la vida en su trabajo, también hay de los otros. Si se prueba que alguien cometió un delito o irregularidad hay que echarlo.
-Es más fácil despedir a un empleado privado, pero no a uno del sector público.
-No niego eso, pero las autoridades dicen que no se puede echar a nadie, pero la inamovilidad es mentira.
-El gobierno y los empresarios dicen que en los últimos seis años los trabajadores no han parado de incrementar sus derechos. ¿Qué opina?
-Eso es para privados, los públicos perdimos derechos. Por ejemplo se prohibió la ocupación de lugares públicos.
-¿Dice que los públicos tenían más derechos en el gobierno de Jorge Batlle?
-Sí, en estos gobiernos tuvimos conquistas pero también perdimos algunas cosas que habíamos logrado en otro momento. Este gobierno es el que impuso más decretos de esencialidad, una medida aprobada por Pacheco que usaron Mujica y Vázquez mientras no aplican la ley de negociación.
-¿Cómo ve el panorama de conflictividad en lo que queda del período de gobierno?
-Espero que los estatales estemos a la altura de las circunstancias para enfrentar lo que se viene. El gobierno, lejos de dar un paso atrás en su política de relacionamiento con sus trabajadores, va a seguir avanzando en el avasallamiento de los derechos de los funcionarios. En algún momento los coletazos de la crisis económica van a llegar a nuestro país y va a pasar lo que pasa en todos lados: el ajuste va a venir por los trabajadores estatales.
-¿En qué se basa para decir eso? En 2002 no hubo despidos en el Estado.
-Eso no es así, pregunte al personal de arquitectura del Ministerio de Transporte cuántos puestos perdieron. En COFE representamos a menos del 10% de los trabajadores del Estado, nosotros perdimos puestos de trabajo en el 2002.
- ¿Cuántos perdieron?
-Perdimos miles. Cayeron contratos precarios y de personal obrero. A veces se generan mitos porque habla gente muy importante. Nosotros no decimos que se perdieron más puestos en el Estado que en la actividad privada, pero la crisis también la pagamos los estatales. Lo que se viene no es nada lindo; debemos estar preparados, más organizados y con más independencia de clase.
Se multiplicarán las movilizaciones
La lista de López en el sindicato de INAU (Suinau) volvió el jueves a ganar las elecciones, en este caso con más votos. Derrotó a una lista de militantes comunistas y a otra compuesta por radicales que no son frentistas. Los comicios lo tuvieron fuera de las movilizaciones de COFE que afectaron a varios ministerios durante toda la semana que termina hoy. Anunció que vuelve a las canchas y en ese contexto, antes de que termine el mes de noviembre habrá una movilización de todo el sector público frente a la Torre Ejecutiva, según acordó ayer el departamento de estatales y municipales del Pit-Cnt. En tanto, COFE seguirá sus movilizaciones en la Administración Central, la asamblea de los sindicatos resolvió que realizarán ocupaciones de ministerios y piquetes en la semana entrante.
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sábado, 12 de noviembre de 2011
viernes, 11 de noviembre de 2011
Si sos Joven y Batllista......... Esto es para vos!!!!
DECÁLOGO DEL JOVEN BATLLISTA - por el Dr. Enrique Tarigo
Un grupo de jóvenes amigos me ha pedido, insistentemente, la redacción de un "Decálogo del Joven Batllista", que he demorado más de lo conveniente. Me ha parecido desde el comienzo y he cedido sólo ante la perseverancia de estos jóvenes, que esta tarea no me competía a mí sino a alguno de los "grandes viejos" con que el Partido felizmente cuenta y que por la dedicación de toda su vida a la actividad política, no sólo están en mejores condiciones para hacerlo sino que, además, poseen la autoridad moral e intelectual para ello. He debido ceder ante la insistencia y, para justificar ante mí mismo ese renunciamiento, he optado por la adopción de un método que en buena medida me exonera de la sospecha de toda pretensión vanidosa. Y ese método no ha sido otro que el de adoptar, para la actividad política, los mandamientos que aquel Maestro de juventudes que fue Eduardo J. Couture escribiera para los abogados, para los jóvenes abogados principalmente.
Con esta aclaración entrego a mis jóvenes amigos un Decálogo que, sigo creyendo, otro debió haber escrito y con más autoridad.
1º - ESTUDIA
La política es un arte que, como tal, tiene sus reglas. Pero parte, fundamentalmente, del conocimiento de la realidad y se propone la introducción progresiva, por los medios que el Derecho pone a su servicio, de las modificaciones y los cambios necesarios para acompasar la realidad circundante a las exigencias, necesidades, los sueños de cada generación. Estudiar la realidad, entonces, para conocerla de primera mano, configura pues un deber insoslayable de todo quien quiera dedicarse a la actividad política. Y paralelamente al conocimiento de la realidad debe procurarse el conocimiento de las distintas soluciones que en nuestro tiempo y en otros países se han ensayado para superar dificultades y problemas que, por lo general, no son exclusivos de un solo país. Sólo el conocimiento adecuado de los problemas y soluciones nos liberará del voluntarismo, de ese mal tan generalizado aunque tan pocos lo admitan que consiste en creer que con sólo la voluntad pueden lograrse cambios y transformaciones, Un país no progresa únicamente porque en la letra de sus normas se estampen ideas generosas, sino si éstas resultan pasibles de llevarse a la práctica, si ellas no contradicen las reglas de la propia naturaleza humana, las reglas de la convivencia armónica de todos, las reglas de la economía y así, sucesivamente, Conocer en cada caso, el contenido de las proyectos que la sociedad a través de sus instituciones está debatiendo, saber las razones en pro y en contra que se esgrimen, es parte de ese estudio del que no puede prescindir cada joven militante que no aspira, simplemente, a militar por militar, sino a militar para comprender y para ayudar a los demás a comprender.
2º - PIENSA.
La política, como el derecho, se aprende estudiando, pero se ejerce pensando. En el seno de un partido político democrático y liberal como el Partido Colorado y sin perjuicio de la disciplina partidaria de la que luego hablaremos, el pensamiento propio, libre, original, creador, no sólo es un derecho sino, también, un deber. Porque, en definitiva, el pensamiento del Partido se conforma con la suma del pensamiento de todos y cada uno de sus integrantes, desde el del más respetado y más conocido hasta el más nuevo y no bien conocido todavía. Las enseñanzas que emanan de las palabras y los actos de nuestros grandes conductores - digamos, para nombrar uno solo, José Batlle y Ordóñez - son eso y nada más que eso: una profunda enseñanza, una fuente de inspiración, una luz que nos sirve de guía. Nunca un dogma, una palabra o una idea o una concepción que no pueda variarse o contradecirse so pena de traición. Esta es, entre otras, una de las grandes diferencias entre los partidos liberales y los partidos autoritarios. Estos, a veces pretenden cubrirse con el manto de la denominación de "partidos de ideas", como si los partidos liberales no fueran también partidos de ideas. Lo que no advierten, o advirtiéndolo, encubren, es la diferencia entre ideas e ideología, concebida ésta como un sistema cerrado. Decía Raymond Aron que, en cierta medida, la ideología del liberalismo es una anti-ideología, y ello es cierto por cuanto el liberalismo no cree que la verdad haya sido dicha de una vez y para siempre ni, tampoco, que haya algo por encima del hombre y su libertad de pensamiento, que ha determinado el sentido y el destino de la historia. La afirmación de la libertad como valor superior, que es lo que en definitiva nos caracteriza a los liberales, determina que el pensar con libertad sea, para nosotros, un auténtico mandamiento.
3º - TRABAJA.
La política es también una ardua fatiga puesta al servicio de los ideales que nos han movido a dedicarnos a ella. No está destinada al perfeccionamiento individual sino al perfeccionamiento social. Supone, por consiguiente y en quién la practica de modo activo, no sólo la adquisición de conocimientos y soluciones para sí, sino una permanente tarea de difusión de ideas, de esclarecimiento, de debate, de discusión. El joven batllista que se inicia en la actividad política debe ser un propagandista, en todo tiempo y lugar, de los ideales y de las soluciones que su Partido propone. Y trabajar, cuando el verbo se aplica a la política, se abre un abanico de posibilidades que deben recorrerse todas, alternándolas si se quiere, pero sin descuidar ninguna de ellas, porque son todas, en su conjunto, las que ayudarán a conformar la personalidad del joven batllista, las que lo mostrarán, sin que él se lo proponga desde luego, como ejemplo de activista. Trabajar en el seno del Partido, en una u otra de sus agrupaciones según las preferencias que las maticen, las tendencias y aún los hombres principales de una u otra de ellas que nos marquen a cada uno, pero sin descuidar nunca el trabajo al servicio del Partido en su conjunto, que es y debe serlo siempre, un valor por encima de cualquiera de sus agrupaciones. Y trabajar fuera del Partido, en los ámbitos naturales en que cada uno se mueve habitualmente: el barrio en que se vive, el liceo, o la universidad en la que se estudia, la oficina y la fábrica en la que se prestan servicios. Trabajar hablando, enseñando, oyendo, recogiendo, intercambiando, sirviendo; y sintiendo, en definitiva, que la vida es nuestra y que nuestro es el porvenir y que ellos serán según lo que entre todos queramos que sean.
4º - LUCHA.
La actividad política es, casi por definición, una lucha constante. Pero es la expresión civilizada de la lucha. Ella tiende no a vencer sino a convencer. Por eso mismo, la lucha política no debe incurrir en actos que impliquen la utilización de la fuerza o la violencia. Frente a los cultores de la violencia - a veces vergonzantes, a veces disimulados, frecuentemente en espera de la mera oportunidad propicia - los liberales, afirmamos el significado de la lucha contra un perpetuo combate de ideas. De un combate frente a nuestros adversarios, pero fundamentalmente, frente a los sostenedores de las ideas antiliberales, frente a los admiradores de la fuerza, a aquellas "almas tutoriales" de que hablaba Vaz Ferreira. La lucha es, siempre, difícil y, frecuentemente, penosa. Que ello no nos arredre. Pensemos en cada oportunidad, aún cuando debamos enfrentar a un grupo más numeroso, más aguerrido, más vociferante, que rehuir la lucha, abdicar del derecho de expresarnos, a sostener la opinión propia o la opinión del Partido, será, quizá, la razón determinante de que uno, aunque fuere uno solo, que esperaba nuestra razones y nuestros argumentos que él adivinaba cercanos a los suyos, se sienta abandonado y aislado y opte por seguir el tumulto mayoritario. Los batllistas creemos que la lucha debe desenvolverse siempre en el campo de las ideas y somos, por eso, profundamente reformistas, porque sabemos - esa es la experiencia vital del hombre - que se avanza paso a paso. La lucha no es, para nosotros, la revolución, aunque para ensalzarla se la califique de social. La lucha es, para nosotros, el progreso constante, el perfeccionamiento de nuestras instituciones, de nuestra cultura, de nuestra sociedad. Y es una lucha, la nuestra, hermosa y desafiante, porque sabemos que si alcanzamos una cumbre, siempre hay otras más allá: "siempre claras luminosas y más altas cumbres hay".
5º - SE LEAL.
Leal para contigo mismo, antes que nada, que deberás posponer siempre tu propio interés, o el interés de tu grupo, a los ideales y a los intereses del Partido. Leal con tus compañeros de actividad con quienes frecuentemente competirás por cargos directivos o por distinciones, grandes o pequeñas, pero sin olvidar nunca que, más allá de esas competencia que es legítima y que es natural, está el Partido que es la gran causa que nos une a todos porque el Partido Colorado unido y fuerte es la mejor herramienta puesta al servicio de la República. Y aquí entroncamos esta reflexión con aquello de la disciplina partidaria, que mencionamos antes. Un partido profundamente liberal como el nuestro no sólo admite sino que ve con complacencia, la imaginación, la creatividad, el pensamiento original. Pero ese pensamiento propio, esa solución que creemos la mejor, es para exponerla en el seno del Partido, en sus comisiones, o en sus comités o en sus convenciones. Con entera libertad, naturalmente. Pero sabiendo, y sabiéndolo cada quién por sí mismo, sin necesidad de imposiciones que en nuestro Partido no existen, que, salvo situaciones excepcionales, de esas que se dan una vez cada tantos años, las razones propias deben ceder ante las razones de la mayoría. Porque un Partido es en sí, por un lado, la suma multitudinaria de las ideas y las voluntades de todos quienes lo conforman, pero es también, por otro, un conjunto homogéneo que tiene sus proposiciones y su voluntad que debe aunarse, no por imposición de nadie pero sí por convicción de todos, para que pueda en el enfrentamiento con otros partidos y con otras ideas, tener el peso decisorio que queremos que tenga.
6º - TOLERA.
"Tolera la verdad ajena en la misma medida que quieres que sea tolerada la tuya" decía Couture. En materia política quizá sea más difícil que en materia jurídica tolerar la verdad ajena. Las verdades políticas comprometen, frecuentemente aunque no siempre, convicciones profundamente arraigadas que han pasado a ser parte misma de nuestra personalidad pero, aún así, tolera. Tolerar no significa, naturalmente, ni aceptar ni callar. Significa sí escuchar con atención y con respeto y compartir o rebatir, según corresponda, en la misma forma. Recordemos siempre, aún en las instancias menos significativas o menos trascendentes, que la regla de oro de la democracia es la de la decisión de las mayorías y la del respeto a la voz disidente de las minorías. La tolerancia, decía Voltaire, es la panacea de la humanidad. La fórmula puede parecernos, quizá, una exageración, pero sabemos, y a esta altura los uruguayos lo sabemos, desgraciadamente, por experiencia propia, cuántos y cuan profundos pueden ser los frutos de la intolerancia, no importa el signo, la bandera o el "slogan" con que los intolerantes pretenden escudarse. Así como el gobierno democrático debe tolerar todas las opiniones, aún las que no son democráticas, mientras se mantengan en el plano de la opinión y debe sancionar de acuerdo a derecho las conductas que, so pretexto de cualquier ideología, configuren un delito, del mismo modo procedamos nosotros: toleremos todas las opiniones, aún aquéllas que combatimos más firmemente, pero no toleremos - denunciémoslas - las conductas que, amparándose en las ideologías, impliquen el desconocimiento de los derechos de los demás, el avasallamiento del contradictor, la prepotencia.
7º - TEN PACIENCIA.
"El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración", decía también Couture. Y si la afirmación es cierta para los abogados, y en general para cualquier profesional universitario, lo es aún, con más razón, para quienes se dedican a la actividad política. Paciencia para saber frente a cualquier actitud o a cualquier preferencia que nos parece no valora debidamente nuestros méritos, que lo importante es la labor que nosotros sabemos hemos hecho y que esa labor meritoria la destacaremos aún más acrecentándola, multiplicándola. Pensemos que es mejor dar que recibir y que dando y dándonos a nuestra misión, a nuestra vocación, a nuestro quehacer partidario, un poco antes o un poco después vendrá el reconocimiento a nuestra labor. Paciencia para con nuestros compañeros de Partido, sabiendo que aún en la discrepancia fortuita ellos y nosotros conformamos un haz de voluntades que no puede ni debe desatarse ni debilitarse. Paciencia para con nuestros adversarios con quienes debemos debatir y contender, pero a quienes también debemos escuchar con atención para lograr entresacar de su argumentación y de sus ideas aquéllas que, sin perjuicio de nuestro desacuerdo en lo principal, podemos aceptar y compartir. Paciencia para saber que quien ha decidido volcar su actividad a la política ha emprendido una tarea vital que muy probablemente le ha de insumir la vida entera y que, como decía André Maurois, la vida es demasiado breve para hacerla pequeña.
8° - TEN FE
Ten fe en la democracia, que es el único sistema de gobierno digno de hombres libres; ten fe en la libertad que no es otra cosa, en sustancia, que la afirmación de la dignidad humana; ten fe en el liberalismo político que es el único ideario compatible con la libertad y con las libertades; ten fe en el derecho como método para encauzar las discrepancias que genera la convivencia; ten fe en la igualdad de oportunidades, de que debemos beneficiarnos los hombres todos, sin distinción; ten fe en la solidaridad que, por hombres y por iguales, debemos sentir por nuestros hermanos; ten fe en el pluralismo, esto es en la libertad de creer, de pensar y de expresarse cada uno de acuerdo con sus convicciones y en el derecho de acceder, todos, a los cargos o a las tareas que nos asigne la ciudadanía; ten fe en le razón: máxima expresión de la condición humana y desconfía de todas aquellas ideologías que, por encima de la razón, quieren colocar un mito o una utopía, cualquiera que ellos sean; ten fe en nuestro Partido, en el viejo Partido Colorado que intuyera y que fundara Fructuoso Rivera en los albores de nuestra vida independiente, profundamente imbuido del ideal libertario; ten fe en este nuestro Partido Colorado que transformara profundamente José Batlle y Ordóñez insuflándole la ambición y las realizaciones de la justicia social; ten fe en este Partido Colorado de nuestro tiempo que cargado como siempre de un profundo y sabio pragmatismo, está abierto a todas las soluciones que afirmen la libertad, la democracia y la justicia social. Al hombre o a la mujer que se vuelcan a la actividad política y que a ella acuden con los aciertos y los errores que nos son connaturales a los seres humanos, nos están permitidas todas las equivocaciones. Todas, menos la de no tener fe en todas estas cosas fundamentales que afirmamos. Quien no tenga esa fe, esa total certidumbre, sepa que su campo de actuación no debe ser el de la política.
9° - OLVIDA
La política es - vaya si lo es - una lucha de pasiones. Por eso, a ella se aplica perfectamente la idea de que " si en cada batalla fueras cargando tu alma de rencor llegará un día en que la vida será imposible para ti". La política, quizá muchas otras actividades, quizá en un grado un poco mayor que otras, se realiza activamente entre un número limitado de personas. Quienes piensen dedicar su vida, en todo o en parte, a la actividad política estarán determinados a encontrarse una y otra vez con los integrantes de un círculo más o menos cambiante pero también menos o más incambiado, que ha dado en llamarse - aún cuando la denominación no sea exacta - la clase política. La dureza del combate, la aspereza de la lucha no deben hacer, en primer término, que el objeto deje de ser las ideas, las soluciones, los proyectos para transmutarse en una batalla personal. Pero aún cuando lo hubiera sido, porque no siempre es fácil evitarlo "concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota". Pensemos siempre que quienes sustentan una tesitura distinta a la nuestra, por infundada o equivocada que nos parezca, merecen que creamos que su propósito no es otro que el de servir al país. No pequemos por ingenuos, naturalmente, porque todos sabemos que hay quienes para poder plantear su propuesta de una nueva sociedad, necesitan que la nuestra acabe en la catástrofe. Pero seamos generosos, pensemos que más vale pecar por exceso que por defecto, por generosidad que por avaricia. Concedamos al adversario o al contradictor la buena fe de sus propuestas y sus soluciones hasta que nos convenzamos de lo contrario. Y, fundamentalmente, olvidemos los agravios recibidos, sabedores de que nuestra misión va mucho más allá de nosotros mismos.
10° - AMA TU QUEHACER POLÍTICO
Deliberadamente no quiero decir "ama tu profesión", porque la vocación política no necesariamente se traduce en la profesión de político, a diferencia de cuanto acontece con el resto de las profesiones. Quien siente vocación por el derecho o la medicina, luego de estudiar dichas disciplinas durante años, culminará sus estudios recibiendo el título de abogado o de médico. Y de ahí en adelante ejercerá su profesión por regla general. Su vocación coincidirá entonces con su profesión y en su quehacer de todos los días encontrará, al mismo tiempo, la realización de sus inquietudes intelectuales y su medio de vida. Con la política a veces acontece algo similar, pero no siempre. En la actividad política nadie se recibe de político de una vez para siempre. Cada cinco años, inexorablemente, los representantes del pueblo deberán someterse, una y otra vez, al veredicto de las urnas y resultarán reelectos o no. Y en otros destinos las contingencias de la vida política pueden determinar que los períodos de actuación resulten aún más breves. Pero la vocación política, si bien se expresa de mejor manera a través de un cargo político, no se agota en ninguno de ellos. Ni el candidato que no resultó electo porque no alcanzara los sufragios ni quien por avatares políticos debió renunciar al cargo para el que fuera designado, dejarán de sentir su vocación política ni dejarán de trabajar políticamente. Perdida una trinchera, se replegarán, simplemente, a otra, para desde allí continuar con su quehacer. Y tantos otros trabajadores esforzados del Partido, permanecerán siempre, por su voluntad, por su modestia , o por razones diversas en esta segunda trinchera. Y esa vocación política y ese quehacer político son los que deben amarse y no las trincheras, desde las cuales pueda combatirse por el ideal político del Partido. Los cargos generan, naturalmente, responsabilidades, mayores a medida que se asciende en la jerarquía. Pero el amor a la gente, a la vocación de servicio en que en definitiva se expresa la actividad política, no deben perderse ni por un minuto, so pena de traicionar la vocación misma.-
Un grupo de jóvenes amigos me ha pedido, insistentemente, la redacción de un "Decálogo del Joven Batllista", que he demorado más de lo conveniente. Me ha parecido desde el comienzo y he cedido sólo ante la perseverancia de estos jóvenes, que esta tarea no me competía a mí sino a alguno de los "grandes viejos" con que el Partido felizmente cuenta y que por la dedicación de toda su vida a la actividad política, no sólo están en mejores condiciones para hacerlo sino que, además, poseen la autoridad moral e intelectual para ello. He debido ceder ante la insistencia y, para justificar ante mí mismo ese renunciamiento, he optado por la adopción de un método que en buena medida me exonera de la sospecha de toda pretensión vanidosa. Y ese método no ha sido otro que el de adoptar, para la actividad política, los mandamientos que aquel Maestro de juventudes que fue Eduardo J. Couture escribiera para los abogados, para los jóvenes abogados principalmente.
Con esta aclaración entrego a mis jóvenes amigos un Decálogo que, sigo creyendo, otro debió haber escrito y con más autoridad.
1º - ESTUDIA
La política es un arte que, como tal, tiene sus reglas. Pero parte, fundamentalmente, del conocimiento de la realidad y se propone la introducción progresiva, por los medios que el Derecho pone a su servicio, de las modificaciones y los cambios necesarios para acompasar la realidad circundante a las exigencias, necesidades, los sueños de cada generación. Estudiar la realidad, entonces, para conocerla de primera mano, configura pues un deber insoslayable de todo quien quiera dedicarse a la actividad política. Y paralelamente al conocimiento de la realidad debe procurarse el conocimiento de las distintas soluciones que en nuestro tiempo y en otros países se han ensayado para superar dificultades y problemas que, por lo general, no son exclusivos de un solo país. Sólo el conocimiento adecuado de los problemas y soluciones nos liberará del voluntarismo, de ese mal tan generalizado aunque tan pocos lo admitan que consiste en creer que con sólo la voluntad pueden lograrse cambios y transformaciones, Un país no progresa únicamente porque en la letra de sus normas se estampen ideas generosas, sino si éstas resultan pasibles de llevarse a la práctica, si ellas no contradicen las reglas de la propia naturaleza humana, las reglas de la convivencia armónica de todos, las reglas de la economía y así, sucesivamente, Conocer en cada caso, el contenido de las proyectos que la sociedad a través de sus instituciones está debatiendo, saber las razones en pro y en contra que se esgrimen, es parte de ese estudio del que no puede prescindir cada joven militante que no aspira, simplemente, a militar por militar, sino a militar para comprender y para ayudar a los demás a comprender.
2º - PIENSA.
La política, como el derecho, se aprende estudiando, pero se ejerce pensando. En el seno de un partido político democrático y liberal como el Partido Colorado y sin perjuicio de la disciplina partidaria de la que luego hablaremos, el pensamiento propio, libre, original, creador, no sólo es un derecho sino, también, un deber. Porque, en definitiva, el pensamiento del Partido se conforma con la suma del pensamiento de todos y cada uno de sus integrantes, desde el del más respetado y más conocido hasta el más nuevo y no bien conocido todavía. Las enseñanzas que emanan de las palabras y los actos de nuestros grandes conductores - digamos, para nombrar uno solo, José Batlle y Ordóñez - son eso y nada más que eso: una profunda enseñanza, una fuente de inspiración, una luz que nos sirve de guía. Nunca un dogma, una palabra o una idea o una concepción que no pueda variarse o contradecirse so pena de traición. Esta es, entre otras, una de las grandes diferencias entre los partidos liberales y los partidos autoritarios. Estos, a veces pretenden cubrirse con el manto de la denominación de "partidos de ideas", como si los partidos liberales no fueran también partidos de ideas. Lo que no advierten, o advirtiéndolo, encubren, es la diferencia entre ideas e ideología, concebida ésta como un sistema cerrado. Decía Raymond Aron que, en cierta medida, la ideología del liberalismo es una anti-ideología, y ello es cierto por cuanto el liberalismo no cree que la verdad haya sido dicha de una vez y para siempre ni, tampoco, que haya algo por encima del hombre y su libertad de pensamiento, que ha determinado el sentido y el destino de la historia. La afirmación de la libertad como valor superior, que es lo que en definitiva nos caracteriza a los liberales, determina que el pensar con libertad sea, para nosotros, un auténtico mandamiento.
3º - TRABAJA.
La política es también una ardua fatiga puesta al servicio de los ideales que nos han movido a dedicarnos a ella. No está destinada al perfeccionamiento individual sino al perfeccionamiento social. Supone, por consiguiente y en quién la practica de modo activo, no sólo la adquisición de conocimientos y soluciones para sí, sino una permanente tarea de difusión de ideas, de esclarecimiento, de debate, de discusión. El joven batllista que se inicia en la actividad política debe ser un propagandista, en todo tiempo y lugar, de los ideales y de las soluciones que su Partido propone. Y trabajar, cuando el verbo se aplica a la política, se abre un abanico de posibilidades que deben recorrerse todas, alternándolas si se quiere, pero sin descuidar ninguna de ellas, porque son todas, en su conjunto, las que ayudarán a conformar la personalidad del joven batllista, las que lo mostrarán, sin que él se lo proponga desde luego, como ejemplo de activista. Trabajar en el seno del Partido, en una u otra de sus agrupaciones según las preferencias que las maticen, las tendencias y aún los hombres principales de una u otra de ellas que nos marquen a cada uno, pero sin descuidar nunca el trabajo al servicio del Partido en su conjunto, que es y debe serlo siempre, un valor por encima de cualquiera de sus agrupaciones. Y trabajar fuera del Partido, en los ámbitos naturales en que cada uno se mueve habitualmente: el barrio en que se vive, el liceo, o la universidad en la que se estudia, la oficina y la fábrica en la que se prestan servicios. Trabajar hablando, enseñando, oyendo, recogiendo, intercambiando, sirviendo; y sintiendo, en definitiva, que la vida es nuestra y que nuestro es el porvenir y que ellos serán según lo que entre todos queramos que sean.
4º - LUCHA.
La actividad política es, casi por definición, una lucha constante. Pero es la expresión civilizada de la lucha. Ella tiende no a vencer sino a convencer. Por eso mismo, la lucha política no debe incurrir en actos que impliquen la utilización de la fuerza o la violencia. Frente a los cultores de la violencia - a veces vergonzantes, a veces disimulados, frecuentemente en espera de la mera oportunidad propicia - los liberales, afirmamos el significado de la lucha contra un perpetuo combate de ideas. De un combate frente a nuestros adversarios, pero fundamentalmente, frente a los sostenedores de las ideas antiliberales, frente a los admiradores de la fuerza, a aquellas "almas tutoriales" de que hablaba Vaz Ferreira. La lucha es, siempre, difícil y, frecuentemente, penosa. Que ello no nos arredre. Pensemos en cada oportunidad, aún cuando debamos enfrentar a un grupo más numeroso, más aguerrido, más vociferante, que rehuir la lucha, abdicar del derecho de expresarnos, a sostener la opinión propia o la opinión del Partido, será, quizá, la razón determinante de que uno, aunque fuere uno solo, que esperaba nuestra razones y nuestros argumentos que él adivinaba cercanos a los suyos, se sienta abandonado y aislado y opte por seguir el tumulto mayoritario. Los batllistas creemos que la lucha debe desenvolverse siempre en el campo de las ideas y somos, por eso, profundamente reformistas, porque sabemos - esa es la experiencia vital del hombre - que se avanza paso a paso. La lucha no es, para nosotros, la revolución, aunque para ensalzarla se la califique de social. La lucha es, para nosotros, el progreso constante, el perfeccionamiento de nuestras instituciones, de nuestra cultura, de nuestra sociedad. Y es una lucha, la nuestra, hermosa y desafiante, porque sabemos que si alcanzamos una cumbre, siempre hay otras más allá: "siempre claras luminosas y más altas cumbres hay".
5º - SE LEAL.
Leal para contigo mismo, antes que nada, que deberás posponer siempre tu propio interés, o el interés de tu grupo, a los ideales y a los intereses del Partido. Leal con tus compañeros de actividad con quienes frecuentemente competirás por cargos directivos o por distinciones, grandes o pequeñas, pero sin olvidar nunca que, más allá de esas competencia que es legítima y que es natural, está el Partido que es la gran causa que nos une a todos porque el Partido Colorado unido y fuerte es la mejor herramienta puesta al servicio de la República. Y aquí entroncamos esta reflexión con aquello de la disciplina partidaria, que mencionamos antes. Un partido profundamente liberal como el nuestro no sólo admite sino que ve con complacencia, la imaginación, la creatividad, el pensamiento original. Pero ese pensamiento propio, esa solución que creemos la mejor, es para exponerla en el seno del Partido, en sus comisiones, o en sus comités o en sus convenciones. Con entera libertad, naturalmente. Pero sabiendo, y sabiéndolo cada quién por sí mismo, sin necesidad de imposiciones que en nuestro Partido no existen, que, salvo situaciones excepcionales, de esas que se dan una vez cada tantos años, las razones propias deben ceder ante las razones de la mayoría. Porque un Partido es en sí, por un lado, la suma multitudinaria de las ideas y las voluntades de todos quienes lo conforman, pero es también, por otro, un conjunto homogéneo que tiene sus proposiciones y su voluntad que debe aunarse, no por imposición de nadie pero sí por convicción de todos, para que pueda en el enfrentamiento con otros partidos y con otras ideas, tener el peso decisorio que queremos que tenga.
6º - TOLERA.
"Tolera la verdad ajena en la misma medida que quieres que sea tolerada la tuya" decía Couture. En materia política quizá sea más difícil que en materia jurídica tolerar la verdad ajena. Las verdades políticas comprometen, frecuentemente aunque no siempre, convicciones profundamente arraigadas que han pasado a ser parte misma de nuestra personalidad pero, aún así, tolera. Tolerar no significa, naturalmente, ni aceptar ni callar. Significa sí escuchar con atención y con respeto y compartir o rebatir, según corresponda, en la misma forma. Recordemos siempre, aún en las instancias menos significativas o menos trascendentes, que la regla de oro de la democracia es la de la decisión de las mayorías y la del respeto a la voz disidente de las minorías. La tolerancia, decía Voltaire, es la panacea de la humanidad. La fórmula puede parecernos, quizá, una exageración, pero sabemos, y a esta altura los uruguayos lo sabemos, desgraciadamente, por experiencia propia, cuántos y cuan profundos pueden ser los frutos de la intolerancia, no importa el signo, la bandera o el "slogan" con que los intolerantes pretenden escudarse. Así como el gobierno democrático debe tolerar todas las opiniones, aún las que no son democráticas, mientras se mantengan en el plano de la opinión y debe sancionar de acuerdo a derecho las conductas que, so pretexto de cualquier ideología, configuren un delito, del mismo modo procedamos nosotros: toleremos todas las opiniones, aún aquéllas que combatimos más firmemente, pero no toleremos - denunciémoslas - las conductas que, amparándose en las ideologías, impliquen el desconocimiento de los derechos de los demás, el avasallamiento del contradictor, la prepotencia.
7º - TEN PACIENCIA.
"El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración", decía también Couture. Y si la afirmación es cierta para los abogados, y en general para cualquier profesional universitario, lo es aún, con más razón, para quienes se dedican a la actividad política. Paciencia para saber frente a cualquier actitud o a cualquier preferencia que nos parece no valora debidamente nuestros méritos, que lo importante es la labor que nosotros sabemos hemos hecho y que esa labor meritoria la destacaremos aún más acrecentándola, multiplicándola. Pensemos que es mejor dar que recibir y que dando y dándonos a nuestra misión, a nuestra vocación, a nuestro quehacer partidario, un poco antes o un poco después vendrá el reconocimiento a nuestra labor. Paciencia para con nuestros compañeros de Partido, sabiendo que aún en la discrepancia fortuita ellos y nosotros conformamos un haz de voluntades que no puede ni debe desatarse ni debilitarse. Paciencia para con nuestros adversarios con quienes debemos debatir y contender, pero a quienes también debemos escuchar con atención para lograr entresacar de su argumentación y de sus ideas aquéllas que, sin perjuicio de nuestro desacuerdo en lo principal, podemos aceptar y compartir. Paciencia para saber que quien ha decidido volcar su actividad a la política ha emprendido una tarea vital que muy probablemente le ha de insumir la vida entera y que, como decía André Maurois, la vida es demasiado breve para hacerla pequeña.
8° - TEN FE
Ten fe en la democracia, que es el único sistema de gobierno digno de hombres libres; ten fe en la libertad que no es otra cosa, en sustancia, que la afirmación de la dignidad humana; ten fe en el liberalismo político que es el único ideario compatible con la libertad y con las libertades; ten fe en el derecho como método para encauzar las discrepancias que genera la convivencia; ten fe en la igualdad de oportunidades, de que debemos beneficiarnos los hombres todos, sin distinción; ten fe en la solidaridad que, por hombres y por iguales, debemos sentir por nuestros hermanos; ten fe en el pluralismo, esto es en la libertad de creer, de pensar y de expresarse cada uno de acuerdo con sus convicciones y en el derecho de acceder, todos, a los cargos o a las tareas que nos asigne la ciudadanía; ten fe en le razón: máxima expresión de la condición humana y desconfía de todas aquellas ideologías que, por encima de la razón, quieren colocar un mito o una utopía, cualquiera que ellos sean; ten fe en nuestro Partido, en el viejo Partido Colorado que intuyera y que fundara Fructuoso Rivera en los albores de nuestra vida independiente, profundamente imbuido del ideal libertario; ten fe en este nuestro Partido Colorado que transformara profundamente José Batlle y Ordóñez insuflándole la ambición y las realizaciones de la justicia social; ten fe en este Partido Colorado de nuestro tiempo que cargado como siempre de un profundo y sabio pragmatismo, está abierto a todas las soluciones que afirmen la libertad, la democracia y la justicia social. Al hombre o a la mujer que se vuelcan a la actividad política y que a ella acuden con los aciertos y los errores que nos son connaturales a los seres humanos, nos están permitidas todas las equivocaciones. Todas, menos la de no tener fe en todas estas cosas fundamentales que afirmamos. Quien no tenga esa fe, esa total certidumbre, sepa que su campo de actuación no debe ser el de la política.
9° - OLVIDA
La política es - vaya si lo es - una lucha de pasiones. Por eso, a ella se aplica perfectamente la idea de que " si en cada batalla fueras cargando tu alma de rencor llegará un día en que la vida será imposible para ti". La política, quizá muchas otras actividades, quizá en un grado un poco mayor que otras, se realiza activamente entre un número limitado de personas. Quienes piensen dedicar su vida, en todo o en parte, a la actividad política estarán determinados a encontrarse una y otra vez con los integrantes de un círculo más o menos cambiante pero también menos o más incambiado, que ha dado en llamarse - aún cuando la denominación no sea exacta - la clase política. La dureza del combate, la aspereza de la lucha no deben hacer, en primer término, que el objeto deje de ser las ideas, las soluciones, los proyectos para transmutarse en una batalla personal. Pero aún cuando lo hubiera sido, porque no siempre es fácil evitarlo "concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota". Pensemos siempre que quienes sustentan una tesitura distinta a la nuestra, por infundada o equivocada que nos parezca, merecen que creamos que su propósito no es otro que el de servir al país. No pequemos por ingenuos, naturalmente, porque todos sabemos que hay quienes para poder plantear su propuesta de una nueva sociedad, necesitan que la nuestra acabe en la catástrofe. Pero seamos generosos, pensemos que más vale pecar por exceso que por defecto, por generosidad que por avaricia. Concedamos al adversario o al contradictor la buena fe de sus propuestas y sus soluciones hasta que nos convenzamos de lo contrario. Y, fundamentalmente, olvidemos los agravios recibidos, sabedores de que nuestra misión va mucho más allá de nosotros mismos.
10° - AMA TU QUEHACER POLÍTICO
Deliberadamente no quiero decir "ama tu profesión", porque la vocación política no necesariamente se traduce en la profesión de político, a diferencia de cuanto acontece con el resto de las profesiones. Quien siente vocación por el derecho o la medicina, luego de estudiar dichas disciplinas durante años, culminará sus estudios recibiendo el título de abogado o de médico. Y de ahí en adelante ejercerá su profesión por regla general. Su vocación coincidirá entonces con su profesión y en su quehacer de todos los días encontrará, al mismo tiempo, la realización de sus inquietudes intelectuales y su medio de vida. Con la política a veces acontece algo similar, pero no siempre. En la actividad política nadie se recibe de político de una vez para siempre. Cada cinco años, inexorablemente, los representantes del pueblo deberán someterse, una y otra vez, al veredicto de las urnas y resultarán reelectos o no. Y en otros destinos las contingencias de la vida política pueden determinar que los períodos de actuación resulten aún más breves. Pero la vocación política, si bien se expresa de mejor manera a través de un cargo político, no se agota en ninguno de ellos. Ni el candidato que no resultó electo porque no alcanzara los sufragios ni quien por avatares políticos debió renunciar al cargo para el que fuera designado, dejarán de sentir su vocación política ni dejarán de trabajar políticamente. Perdida una trinchera, se replegarán, simplemente, a otra, para desde allí continuar con su quehacer. Y tantos otros trabajadores esforzados del Partido, permanecerán siempre, por su voluntad, por su modestia , o por razones diversas en esta segunda trinchera. Y esa vocación política y ese quehacer político son los que deben amarse y no las trincheras, desde las cuales pueda combatirse por el ideal político del Partido. Los cargos generan, naturalmente, responsabilidades, mayores a medida que se asciende en la jerarquía. Pero el amor a la gente, a la vocación de servicio en que en definitiva se expresa la actividad política, no deben perderse ni por un minuto, so pena de traicionar la vocación misma.-
DESPUES DE MUCHO TIEMPO...
Agrupación Colorada Oriental se ha formalizado en Maldonado luego de un trabajo realizado en conjunto por Convencionales Departamentales del partido que comenzaron con ésta idea en el año 2004.
La intención es aportar a la renovación del Partido Colorado con caras nuevas e ideas frescas.
Nuestro dirigentes han sido fervientes trabajadores cada uno de ellos desde distintos sectores, y buscan ahora tener incidencia en las decisiones que lleven a todos los colorados a sentirse orgullosos de pertenecer al Partido que más y mejor ha gobernado a nuestro país.
Con la doctrina de don “Pepe” Batlle, cada uno de los vecinos de todos los barrios del Departamento de Maldonado tiene que tener las armas necesarias y el apoyo de todo un Partido con historia para salir a pelear por sus ideas y por su gente en todos los ámbitos de gobierno.
Para cambiar hay que involucrarse.
También los jóvenes deben aportar desde su inocencia, para entre todos, hacer un Partido Colorado más abierto y participativo sin olvidarnos de los mayores que nos han marcado el camino; pero ahora es Nuestro Tiempo.
BIENVENIDOS!!
La intención es aportar a la renovación del Partido Colorado con caras nuevas e ideas frescas.
Nuestro dirigentes han sido fervientes trabajadores cada uno de ellos desde distintos sectores, y buscan ahora tener incidencia en las decisiones que lleven a todos los colorados a sentirse orgullosos de pertenecer al Partido que más y mejor ha gobernado a nuestro país.
Con la doctrina de don “Pepe” Batlle, cada uno de los vecinos de todos los barrios del Departamento de Maldonado tiene que tener las armas necesarias y el apoyo de todo un Partido con historia para salir a pelear por sus ideas y por su gente en todos los ámbitos de gobierno.
Para cambiar hay que involucrarse.
También los jóvenes deben aportar desde su inocencia, para entre todos, hacer un Partido Colorado más abierto y participativo sin olvidarnos de los mayores que nos han marcado el camino; pero ahora es Nuestro Tiempo.
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